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En este Día de Acción de Gracias, Biden debería conceder el indulto al activista indígena Leonard Peltier

 
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Amy Goodman y Denis Moynihan Mientras mucha gente se prepara para enfrentar el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, recordemos que hasta el lunes 20 de enero Joe Biden sigue siendo el presidente de Estados Unidos, con todo el poder que eso confiere. La Constitución del país otorga al presidente la “facultad de conceder indultos y perdones por delitos cometidos contra Estados Unidos”, para paliar, de esa manera, un sistema de justicia penal plagado de fallas. Un firme candidato para recibir el indulto presidencial, como lo pidió recientemente Amnistía Internacional Estados Unidos, es Leonard Peltier, un activista indígena de las tribus Anishinaabe y Lakota de 80 años de edad que ha estado encarcelado durante casi medio siglo por un crimen que él sostiene no haber cometido. Este fin de semana de Acción de Gracias, en el que la población de Estados Unidos celebra una festividad basada en el mito de una comida compartida entre los indígenas nativos de Massachusetts y los colonos ingleses que luego los desplazarían de manera violenta, el presidente Biden debería liberar a Leonard Peltier. El caso de Peltier condensa la era moderna de la resistencia indígena. Tras varios siglos de genocidio, iniciado por Cristóbal Colón y perpetuado por sucesivas oleadas de colonos europeos, para la década de 1950 la mayoría de los pueblos indígenas de América del Norte que lograron sobrevivir habían sido confinados en reservas, en condiciones de pobreza y aislamiento. La industria cinematográfica de Hollywood se apropió del rico y vibrante mosaico cultural de los pueblos indígenas de Estados Unidos, lo redujo a una mera caricatura y lo explotó monetariamente. Muchos indígenas se mudaron a las ciudades en busca de oportunidades económicas, pero siguieron enfrentando racismo y discriminación. En este contexto, y en pleno auge del movimiento por los derechos civiles y la fuerte movilización social de la década de 1960, nació el Movimiento Indígena Estadounidense (AIM, por sus siglas en inglés). En 1973, este movimiento llegó a Pine Ridge, una reserva indígena en el estado de Dakota del Sur, donde un gobierno tribal corrupto, en connivencia con las autoridades federales y locales, estaba llevando a cabo un violento proceso de represión contra un creciente movimiento comunitario que intentaba recuperar las prácticas tradicionales e impedir que las industrias extractivas explotaran los territorios ancestrales. Más de 50 miembros de la tribu Lakota y personas aliadas de su causa fueron asesinads allí durante un período de tres años. El 26 de junio de 1975, Leonard Peltier se encontraba en un campamento del Movimiento Indígena Estadounidense establecido en la propiedad de una familia atacada. Personas no identificadas dispararon contra el campamento y los miembros del movimiento repelieron el ataque con disparos. Dos agentes del FBI y un joven activista indígena murieron durante el tiroteo. Posteriormente, dos miembros del movimiento indígena fueron arrestados y acusados de matar a los agentes. En el juicio, el jurado determinó que las personas acusadas habían disparado en defensa propia y las absolvió. Leonard Peltier, quien fue arrestado tiempo después, enfrentó un juicio por separado y fue condenado. El juicio de Peltier estuvo plagado de conductas indebidas por parte del FBI y de los fiscales federales, acciones que incluyen intimidación a testigos, falsos testimonios y retención de pruebas exculpatorias. Mientras Peltier era juzgado en 1976, Joe Biden, entonces un joven senador estadounidense, se convertía en miembro fundador del Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia. El comité se constituyó luego de las impactantes audiencias realizadas por el Comité Church, que investigó y reveló las acciones ilegales e inconstitucionales del FBI y las operaciones de su programa de contrainteligencia denominado Cointelpro —por su acrónimo en inglés—, dirigidas contra líderes y organizaciones defensoras de los derechos civiles, entre ellas el Movimiento Indígena Estadounidense. Surgió entonces un movimiento global que exigía justicia para Leonard Peltier. Íconos de la lucha por los derechos humanos, como el presidente sudafricano Nelson Mandela y el arzobispo Desmond Tutu, pidieron su liberación, como también lo hizo uno de los jueces federales involucrados en el caso y, años después, uno de los fiscales que mandó a Peltier a prisión. Amnistía Internacional lleva décadas haciendo campaña por la liberación de Peltier. La organización envió recientemente una carta al presidente Biden, en la que reitera su pedido. Paul O’Brien, director ejecutivo de Amnistía Internacional Estados Unidos, dijo a Democracy Now!: “Amnistía [Internacional] ha pedido a los sucesivos Gobiernos de Estados Unidos a lo largo de varias décadas que hagan lo correcto en relación con el caso de Leonard [Peltier]. Leonard ha estado hospitalizado en junio y volvió a estarlo en octubre. Es hora de darle la oportunidad de pasar sus últimos momentos de vida con su familia y su comunidad”. A fines de octubre, el presidente Biden visitó las tierras de la Comunidad Indígena de Gila River, en el estado de Arizona, en donde ofreció una disculpa formal por el trato dado por el Gobierno estadounidense a los niños y niñas indígenas que fueron obligados a ingresar en internados. Estas fueron las palabras que Biden expresó en esa ocasión: “Hubo cientos y cientos de internados para menores indígenas gestionados por el Gobierno federal en todo el país. Decenas de miles de niños y niñas indígenas ingresaron a ese sistema [de internados]. Se documentaron casi 1.000 muertes de menores indígenas [en esas instituciones], aunque es probable que el número real de víctimas mortales sea muchísimo mayor. Se perdieron generaciones completas, además de culturas y lenguas [ancestrales]. Se perdió también la confianza. Fue algo sumamente atroz. Es un pecado en nuestra alma”. Durante una entrevista que mantuvo con Democracy Now! poco después de las disculpas de Biden, Nick Tilsen, director ejecutivo de la organización indígena Colectivo NDN, expresó al respecto: “Lo que esto significa para las comunidades indígenas es que esperamos que este sea el comienzo de una era de reparación entre el Gobierno de Estados Unidos y los pueblos indígenas, los pueblos originarios de esta tierra. […] [Leonard Peltier] estuvo en uno de estos internados, en el Sisseton-Wahpeton, en Dakota del Sur. […] Peltier y muchas personas que se convirtieron luego en líderes del Movimiento Indígena Estadounidense lograron sobrevivir a esos internados. Atravesaron esa etapa y luego se incorporaron a la resistencia”. Para demostrar que la disculpa que ofreció en la Comunidad Indígena de Gila River fue realmente genuina, el presidente Biden debería conmutar la pena de Leonard Peltier. Es un gesto que los pueblos indígenas de Estados Unidos han esperado por mucho tiempo, y que todos agradeceríamos. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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Este fin de semana de Acción de Gracias, en el que la población de Estados Unidos celebra una festividad basada en el mito de una comida compartida entre los indígenas nativos de Massachusetts y los colonos ingleses que luego los desplazarían de manera violenta, el presidente Biden debería liberar a Leonard Peltier. El caso de Peltier condensa la era moderna de la resistencia indígena. Tras varios siglos de genocidio, iniciado por Cristóbal Colón y perpetuado por sucesivas oleadas de colonos europeos, para la década de 1950 la mayoría de los pueblos indígenas de América del Norte que lograron sobrevivir habían sido confinados en reservas, en condiciones de pobreza y aislamiento. La industria cinematográfica de Hollywood se apropió del rico y vibrante mosaico cultural de los pueblos indígenas de Estados Unidos, lo redujo a una mera caricatura y lo explotó monetariamente. Muchos indígenas se mudaron a las ciudades en busca de oportunidades económicas, pero siguieron enfrentando racismo y discriminación. En este contexto, y en pleno auge del movimiento por los derechos civiles y la fuerte movilización social de la década de 1960, nació el Movimiento Indígena Estadounidense (AIM, por sus siglas en inglés). En 1973, este movimiento llegó a Pine Ridge, una reserva indígena en el estado de Dakota del Sur, donde un gobierno tribal corrupto, en connivencia con las autoridades federales y locales, estaba llevando a cabo un violento proceso de represión contra un creciente movimiento comunitario que intentaba recuperar las prácticas tradicionales e impedir que las industrias extractivas explotaran los territorios ancestrales. Más de 50 miembros de la tribu Lakota y personas aliadas de su causa fueron asesinads allí durante un período de tres años. El 26 de junio de 1975, Leonard Peltier se encontraba en un campamento del Movimiento Indígena Estadounidense establecido en la propiedad de una familia atacada. Personas no identificadas dispararon contra el campamento y los miembros del movimiento repelieron el ataque con disparos. Dos agentes del FBI y un joven activista indígena murieron durante el tiroteo. Posteriormente, dos miembros del movimiento indígena fueron arrestados y acusados de matar a los agentes. En el juicio, el jurado determinó que las personas acusadas habían disparado en defensa propia y las absolvió. Leonard Peltier, quien fue arrestado tiempo después, enfrentó un juicio por separado y fue condenado. El juicio de Peltier estuvo plagado de conductas indebidas por parte del FBI y de los fiscales federales, acciones que incluyen intimidación a testigos, falsos testimonios y retención de pruebas exculpatorias. Mientras Peltier era juzgado en 1976, Joe Biden, entonces un joven senador estadounidense, se convertía en miembro fundador del Comité Selecto del Senado sobre Inteligencia. El comité se constituyó luego de las impactantes audiencias realizadas por el Comité Church, que investigó y reveló las acciones ilegales e inconstitucionales del FBI y las operaciones de su programa de contrainteligencia denominado Cointelpro —por su acrónimo en inglés—, dirigidas contra líderes y organizaciones defensoras de los derechos civiles, entre ellas el Movimiento Indígena Estadounidense. Surgió entonces un movimiento global que exigía justicia para Leonard Peltier. Íconos de la lucha por los derechos humanos, como el presidente sudafricano Nelson Mandela y el arzobispo Desmond Tutu, pidieron su liberación, como también lo hizo uno de los jueces federales involucrados en el caso y, años después, uno de los fiscales que mandó a Peltier a prisión. Amnistía Internacional lleva décadas haciendo campaña por la liberación de Peltier. La organización envió recientemente una carta al presidente Biden, en la que reitera su pedido. Paul O’Brien, director ejecutivo de Amnistía Internacional Estados Unidos, dijo a Democracy Now!: “Amnistía [Internacional] ha pedido a los sucesivos Gobiernos de Estados Unidos a lo largo de varias décadas que hagan lo correcto en relación con el caso de Leonard [Peltier]. Leonard ha estado hospitalizado en junio y volvió a estarlo en octubre. Es hora de darle la oportunidad de pasar sus últimos momentos de vida con su familia y su comunidad”. A fines de octubre, el presidente Biden visitó las tierras de la Comunidad Indígena de Gila River, en el estado de Arizona, en donde ofreció una disculpa formal por el trato dado por el Gobierno estadounidense a los niños y niñas indígenas que fueron obligados a ingresar en internados. Estas fueron las palabras que Biden expresó en esa ocasión: “Hubo cientos y cientos de internados para menores indígenas gestionados por el Gobierno federal en todo el país. Decenas de miles de niños y niñas indígenas ingresaron a ese sistema [de internados]. Se documentaron casi 1.000 muertes de menores indígenas [en esas instituciones], aunque es probable que el número real de víctimas mortales sea muchísimo mayor. Se perdieron generaciones completas, además de culturas y lenguas [ancestrales]. Se perdió también la confianza. Fue algo sumamente atroz. Es un pecado en nuestra alma”. Durante una entrevista que mantuvo con Democracy Now! poco después de las disculpas de Biden, Nick Tilsen, director ejecutivo de la organización indígena Colectivo NDN, expresó al respecto: “Lo que esto significa para las comunidades indígenas es que esperamos que este sea el comienzo de una era de reparación entre el Gobierno de Estados Unidos y los pueblos indígenas, los pueblos originarios de esta tierra. […] [Leonard Peltier] estuvo en uno de estos internados, en el Sisseton-Wahpeton, en Dakota del Sur. […] Peltier y muchas personas que se convirtieron luego en líderes del Movimiento Indígena Estadounidense lograron sobrevivir a esos internados. Atravesaron esa etapa y luego se incorporaron a la resistencia”. Para demostrar que la disculpa que ofreció en la Comunidad Indígena de Gila River fue realmente genuina, el presidente Biden debería conmutar la pena de Leonard Peltier. Es un gesto que los pueblos indígenas de Estados Unidos han esperado por mucho tiempo, y que todos agradeceríamos. © 2024 Amy Goodman Traducción al español de la columna original en inglés. Edición: Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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