No te atreves a hacer muchas cosas. No te permites soñar por muchas razones, entre ellas, porque no crees lo suficiente en ti. Tu inseguridad te lastra. Tus conocimientos no te permiten avanzar, porque te programaron y creíste que no valías; porque se reían de ti o porque crees que no te lo mereces y un sentimiento de culpa te invade. Tú puedes hacer todo aquello que te propongas porque no tienes miedo a crear y a equivocarte. Por otra parte, sabes controlar los riesgos que pueden derivarse de tus acciones y evalúas si ser temerario vale la pena o no. Tú decides lo que quieres hacer después de juntar corazón con cabeza.