”Por la fe entendemos...” (Hebreos 11:3)
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Meditación
”Por la fe entendemos...” (Hebreos 11:3)
“Por la fe entendemos...”. Estas palabras encarnan uno de los principios más básicos de la vida espiritual. Primero creemos en la Palabra de Dios y luego comprendemos. El mundo dice: “Ver para creer”, pero Dios dice: “Creer es ver”. El Señor Jesús le dijo a Marta: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Jn. 11:40). Más adelante le dijo a Tomás: “...bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Jn. 20:29). Y el apóstol Juan escribió: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis... para que sepáis...” (1 Jn. 5:13). Primero cree y luego entenderás.
Billy Graham cuenta cómo este principio se hizo realidad en su vida: “En 1949 se me presentaron muchas dudas con respecto a la Biblia. Pensaba que veía contradicciones evidentes en las Escrituras. No podía reconciliar algunas cosas con el concepto limitado que tenía de Dios. Cuando me levantaba a predicar, estaba ausente aquella nota autoritativa tan característica de todos los grandes predicadores del pasado. Como cientos de otros estudiantes del seminario, libraba la batalla intelectual de mi vida. Las consecuencias podían afectar ciertamente mi futuro ministerio.
En agosto de ese año me invitaron a la conferencia Presbiteriana de Forest Home en las montañas a las afueras de Los Ángeles. Recuerdo que descendía por un sendero, andando pesadamente por el bosque, y casi luchando con Dios. Me batí en duelo con mis dudas, y mi alma parecía estar atrapada en medio de aquel fuego cruzado. Finalmente, desesperado, rendí mi voluntad al Dios viviente revelado en la Escritura. Me arrodillé ante la Biblia abierta y dije: Señor, hay muchas cosas en este libro que no entiendo. Pero Tú has dicho: ‘El justo por la fe vivirá’. Todo lo que he recibido de Ti lo tengo por la fe. Aquí y ahora, por la fe, acepto y recibo sin reservas toda la Biblia como Tu Palabra. Donde haya cosas que no pueda entender, me reservaré el juicio hasta que reciba más luz. Si esto te agrada, dame autoridad cuando proclame Tu Palabra y a través de esa autoridad convence a los hombres de pecado y vuelve los pecadores al Salvador.
Después de seis semanas comenzamos la cruzada de Los Angeles, que ahora ya es historia. Durante esa cruzada descubrí el secreto que cambió mi ministerio. Ya no intentaba probar que la Biblia era verdad. Había resuelto con firmeza en mi mente que lo era, y esta fe fue transmitida a la audiencia”.
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”Por la fe entendemos...” (Hebreos 11:3)
“Por la fe entendemos...”. Estas palabras encarnan uno de los principios más básicos de la vida espiritual. Primero creemos en la Palabra de Dios y luego comprendemos. El mundo dice: “Ver para creer”, pero Dios dice: “Creer es ver”. El Señor Jesús le dijo a Marta: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?” (Jn. 11:40). Más adelante le dijo a Tomás: “...bienaventurados los que no vieron y creyeron” (Jn. 20:29). Y el apóstol Juan escribió: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis... para que sepáis...” (1 Jn. 5:13). Primero cree y luego entenderás.
Billy Graham cuenta cómo este principio se hizo realidad en su vida: “En 1949 se me presentaron muchas dudas con respecto a la Biblia. Pensaba que veía contradicciones evidentes en las Escrituras. No podía reconciliar algunas cosas con el concepto limitado que tenía de Dios. Cuando me levantaba a predicar, estaba ausente aquella nota autoritativa tan característica de todos los grandes predicadores del pasado. Como cientos de otros estudiantes del seminario, libraba la batalla intelectual de mi vida. Las consecuencias podían afectar ciertamente mi futuro ministerio.
En agosto de ese año me invitaron a la conferencia Presbiteriana de Forest Home en las montañas a las afueras de Los Ángeles. Recuerdo que descendía por un sendero, andando pesadamente por el bosque, y casi luchando con Dios. Me batí en duelo con mis dudas, y mi alma parecía estar atrapada en medio de aquel fuego cruzado. Finalmente, desesperado, rendí mi voluntad al Dios viviente revelado en la Escritura. Me arrodillé ante la Biblia abierta y dije: Señor, hay muchas cosas en este libro que no entiendo. Pero Tú has dicho: ‘El justo por la fe vivirá’. Todo lo que he recibido de Ti lo tengo por la fe. Aquí y ahora, por la fe, acepto y recibo sin reservas toda la Biblia como Tu Palabra. Donde haya cosas que no pueda entender, me reservaré el juicio hasta que reciba más luz. Si esto te agrada, dame autoridad cuando proclame Tu Palabra y a través de esa autoridad convence a los hombres de pecado y vuelve los pecadores al Salvador.
Después de seis semanas comenzamos la cruzada de Los Angeles, que ahora ya es historia. Durante esa cruzada descubrí el secreto que cambió mi ministerio. Ya no intentaba probar que la Biblia era verdad. Había resuelto con firmeza en mi mente que lo era, y esta fe fue transmitida a la audiencia”.
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